Giulianna Bugarini:
La mujer que heredó
la lucha
Giulianna Bugarini Torres nació en Morelia, Michoacán, en una casa donde la lucha no solo se aprendía, se respiraba. Creció sabiendo que hay causas por las que vale la pena levantarse todos los días. Su padre, Jesús Bugarini Galeana, un luchador social y activista firme desde los movimientos del 68, y su madre, Nora Magdalena Torres Macías, le enseñaron que el amor, la familia y la responsabilidad no se negocian.
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Desde joven, Giulianna encontró en la política una forma de servir al pueblo. Se formó como politóloga y comenzó a abrirse camino con trabajo honesto, impulsando programas para jóvenes, mujeres y familias como activista juvenil, y posteriormente al frente de la Secretaría del Bienestar, posición desde la cual marcó un hito en los programas sociales con el apoyo a mujeres con cáncer. Siempre cercana, siempre al frente.
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Pero su historia dio un giro histórico en 2024, cuando, con esfuerzo, dedicación y una lucha imparable, el pueblo de Morelia la convirtió en diputada local. Y no fue en cualquier lugar: ganó en el distrito 11, aquel distrito que por años estuvo en manos de quienes prometían mucho y cumplían poco. Un bastión neoliberal, viva imagen del abandono y la traición al electorado, donde la gente ya estaba cansada de no ser escuchada.​
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Poco a poco, Giulianna rompió ese muro. Y lo hizo con el corazón por delante. El conteo fue tenso, hubo momentos de incertidumbre, pero al final la voluntad del pueblo habló fuerte y claro. El triunfo fue de la gente, de los que nunca bajaron la cabeza, de quienes confiaron no solo en ella, sino en todo lo que representa la Cuarta Transformación: en el legado de Andrés Manuel y en la visión de país de la doctora Claudia Sheinbaum. Giulianna no solo ganó una elección: abrió la puerta a una nueva forma de hacer política. Demostró que la transformación no es un discurso; es de territorio, de hechos, es una realidad que camina con el pueblo.
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Para Giulianna, la política no se trata de poder, sino de compromiso. De estar donde se necesita. De poder mirar con orgullo a los ojos a la gente y decir: "Misión cumplida". Su historia es la de una mujer que no se rinde, que no olvida de dónde viene y que lucha todos los días por un Michoacán más justo.
Porque cuando se hereda la lucha y se defiende al pueblo... no hay colonia, distrito, municipio, estado ni nación que no se pueda conquistar.
